En su Rima 68 (LXIII) de
El libro de los gorriones, Gustavo Adolfo Bécquer acude a la imagen del enjambre de abejas que, perturbado, se lanza al ataque, para aludir a los recuerdos dolorosos que lo acosan. No son las abejas en este poema la representación del decir poético que la tradición les otorga.
Como enjambre de abejas irritadas,
de un oscuro rincón de la memoria
salen a perseguirme los recuerdos
de las pasadas horas.
Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!
Me rodean, me acosan,
y unos tras otros a clavarme vienen
el agudo aguijón que el alma encona.